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CAPÍTULO 4

PROGRAMANDO LAS REDES DE COMUNICACIÓN:

POLÍTICA MEDIÁTICA, POLÍTICA DEL ESCÁNDALO Y CRISIS DE LA DEMOCRACIA

 

La construcción del poder a través de la construcción de imágenes

La política es el proceso de asignación de poder en las instituciones del estado. Como sostengo y documento en este libro, las relaciones de poder se basan en gran medida en la capacidad para modelar las mentes construyendo significados a través de la creación de imágenes.

Recuérdese que las ideas son imágenes (visuales o no) en nuestro cerebro. Para la sociedad en general, a diferencia del individuo concreto, la creación de imágenes se realiza en el ámbito de la comunicación socializada.

 

En este capítulo se demostrará que, en nuestro contexto histórico, la política es fundamentalmente una política mediática. Los mensajes, las organizaciones y los líderes que no tienen presencia mediática no existen para el público. Por tanto, sólo aquellos que consiguen transmitir sus mensajes a los ciudadanos tienen la posibilidad de influir en sus decisiones de forma que les lleve a posiciones de poder en el estado o a mantener su control en las instituciones políticas. Esto es lo que ocurre en la política democrática, es decir, en la política basada en elecciones competitivas, supuestamente libres, como mecanismo primario para acceder a un cargo político. Pero también sucede en los regímenes no democráticos, ya que el control sobre los medios de comunicación es una forma potente de dominación. Sin traspasar las barreras organizativas y tecnológicas que estructuran la información y la comunicación socializada, hay pocas esperanzas de que se produzca un cambio que permita una resistencia efectiva a los poderes establecidos.

 

Es necesario contextualizar el criterio para definir la democracia porque la diversidad global de culturas políticas no puede reducirse a las ideas originales del liberalismo tal y como surgieron en el siglo XVIII en una pequeña aunque influyente zona del mundo. La democracia como práctica social e institucional no es lo mismo que la ideología de la democracia, y mucho menos equivalente a los ideales de la democracia liberal. El hecho de que la política se desarrolle fundamentalmente en los medios de comunicación no significa que otros factores (como el activismo de las bases o el fraude) no sean importantes a la hora de decidir el resultado de las batallas políticas. Tampoco significa que los medios de comunicación ostenten el poder. No son el Cuarto Poder. Son mucho más importantes: son el espacio donde se crea el poder. Los medios de comunicación constituyen el espacio en el que se deciden las relaciones de poder entre los actores políticos y sociales rivales. Por ello, para lograr sus objetivos, casi todos los actores y los mensajes deben pasar por los medios de comunicación.

 

Los medios de comunicación, en conjunto, son neutrales, tal y como proclama la ideología del periodismo profesional, ni tampoco son instrumentos directos del poder estatal, con la excepción obvia de los medios de comunicación en regímenes autoritarios. Los actores de los medios crean plataformas de comunicación y producen mensajes en consonancia con sus intereses profesionales y empresariales específicos. Dada la diversidad de actores de los medios de comunicación, estos intereses también son diversos.

 

Para todas las organizaciones de medios, tanto si se están centradas en la comunicación de masas como si lo están en la autocomunicación de masas, resulta clave ampliar su influencia y recursos aumentando y consolidando su audiencia. Los distintos canales mediáticos identifican sus audiencias de acuerdo con estrategias específicas. Por lo tanto, no se trata simplemente de conseguir una cuota de audiencia, sino de conseguir la audiencia objetivo. Ésta es la lógica fundamental del modelo de comunicación partidista, como sucede con Fax News en Estados Unidos, Antena 3 TV en España o Mediaset en Italia. Estos medios se dirigen a audiencias específicas, interesadas en confirmar sus opiniones más que en informarse en otras fuentes.

 

 

En un modelo distinto de llegar a la audiencia objetivo, los blogs políticos independientes pretenden difundir opiniones e información que no se encuentran en los medios mayoritarios a fin de establecer una base de apoyo para sus aproximaciones concretas a temas políticos. Sin embargo, en el caso de los medios mayoritarios, su principal activo es la credibilidad. Por supuesto, esto es siempre algo relativo, ya que la credibilidad de los medios ha caído en picado en los últimos años. Por ejemplo, en el año 2007 en Estados Unidos, el 36% de la población creía que la prensa estadounidense perjudicaba a la democracia, frente a un 23% que afirmaba lo mismo en 1985.

La gente recurre a los medios de comunicación para obtener la mayor parte de su información política y. a pesar de la creciente importancia de Internet, la televisión y la radio siguen siendo la fuente de información de noticias políticas que inspira más confianza

 

Graber G ha demostrado que la eficacia de los mensajes audiovisuales a la hora de transmitir la información política tiene que ver con la forma en que nuestro cerebro procesa los mensajes, siguiendo la lógica de la producción y estimulación de imágenes. Incluso cuando se cita Internet como principal fuente de noticias, los sitios más visitados son los de los medios mayoritarios, sien- do el sitio web de noticias de la BBC el más visitado del mundo, con más de 46 millones de visitantes al mes.

 

No obstante, decir que la política de nuestra época es una política mediática no es la última palabra, sino la primera pregunta. ¿Cómo se traslada esto a los mecanismos de conflicto político, lucha política, participación política y toma de decisiones? ¿De qué forma se transforma la agencia política para resultar más eficaz en el ámbito de la política mediática? ¿Cuál es el efecto concreto de la política mediática en las campañas, la organización y el liderazgo políticos? ¿Hasta qué punto las redes horizontales de autocomunicación de masas y en concreto Internet y las comunicaciones inalámbricas modifican las prácticas políticas en comparación con la conducción de la política en los medios de comunicación de masas? ¿Qué relación existe entre la política rnediática y el uso de la política del escándalo como arma favorita en la lucha por el poder? ¿Y cuáles son las consecuencias observables de este nuevo tipo de política sobre la democracia como forma de relación entre el estado y la sociedad?

Los campos de exterminio (semántico): la politica mediática en acción

El papel fundamental de la política mediática en las estrategias políticas se observa en todos los países del mundo, como sostienen y documentan diversos autores.

La práctica de la política medíatíca implica la realización de varias tareas clave.

 

* La primera es asegurar el acceso a los medios de comunicación de los actores sociales y políticos implicados en las estrategias de creación de poder.

 

* La segunda es la elaboración de los mensajes y la producción de las imágenes que mejor sirvan a los intereses de cada contendiente.

 

Efectivamente, la política mediática es un importante elemento de una forma más amplia de política: la política informaciona, el uso y el procesamiento de la información como instrumento decisivo para crear poder.

A continuación, para difundir el mensaje se necesitan tecnologías y formatos de comunicación específicos, así como la medición de su eficacia a través de sondeos. Por último, aunque no por ello menos importante, alguien debe pagar todas estas actividades, cada vez más caras: la financiación de la política es el punto de conexión central entre el poder político y el poder económico.

 

En primer lugar, la política mediática no se limita a las campañas electorales. Es una dimensión constante y fundamental de la política, practicada por los gobiernos, partidos, líderes y actores sociales no gubernamenrales por igual. Influir en el contenido de las noticias cada día es uno de los esfuerzos más importantes de los estrategas políticos. Aunque en democracia las campañas electorales son los momentos realmente decisivos, es el proceso continuado de información y difusión de imágenes relarivas a la política lo que conforma la opinión pública de una manera difícil de alterar durante los momentos de mayor atención, a menos que se produzca algún acontecimiento o mensaje espectacular justo antes del momento de tomar la decisión. De hecho, es habitual que gobiernos y políticos creen o destaquen acontecimientos, el inicio de una crisis con otro país, un gran encuentro internacional (por ejemplo, los Juegos Olímpicos) o desvelen la corrupción económica o algún comportamiento ilegal como estratagema política. 

 

La segunda observación introductoria se refiere a la variedad de políticas mediáticas según la especificidad cultural e institucional de cada país, por ejemplo, la publicidad pagada en televisión es fundamental en las campañas electorales en Estados Unidos. Éste es uno de los principales factores que explican el papel clave de las finanzas políticas y, por tanto, de la capacidad de los grupos de presión para influir en los políticos estadounidenses. Por el contrario, en la mayoría de los países europeos, la publicidad durante las campañas electorales está muy regulada y los gobiernos suelen ofrecer acceso gratuito a las cadenas públicas de televisión (normalmente las de mayor audiencia) siguiendo unas reglas estrictas de asignación de tiempos. Los debates y la propaganda también suelen estar controlados por las comisiones electorales, y la forma y el alcance de dicho control varían mucho dependiendo del país. No obstante, si bien soy consciente de esta diversidad y la tengo en cuenta en mi análisis de los distintos casos en diferentes contextos, es posible encontrar regularidades en la prácrica de la política informacional y mediática en todo el mundo.

 

Componentes clave de la política informacional y mediática en términos generales.

 

 

 

 

El filtrado (gatekeeping) de la democracia

Proporcionan el acceso a los medios. Esta dimensión de la política mediática es fundamental porque sin dicho acceso los mensajes y los mensajeros no pueden llegar a su audiencia. También es la dimensión que más varía entre los regímenes de medios de comunicación, especialmente en lo que se refiere a su difusión.

 

En primer lugar hay que distinguir entre el acceso político a los medios a través de las noticias habituales y la programación y el acceso a través de la publicidad política pagada. La publicidad política pagada es más importante en Estados Unidos que en otros países y se refiere fundamentalmente a las campañas políticas (una actividad incesante en Estados Unidos). Esta práctica supone una extraordinaria carga para la democracia política estadounidense, ya que convierte a la financiación en el eje de las campanas políticas. La política mediática beneficia a las empresas de comunicación por partida doble: a través de los ingresos por publicidad y con mayores audiencias durante unas campañas políticas implacables.

 

Las campañas políticas en Latinoamérica, Asia y África ofrecen una mezcla diversa que combina el control gubernamental sobre los medios de comunicación, la publicidad pagada en los medios comerciales y redes clientelistas que se nutren de dinero y de promesas de favores.

 

Este proceso tiene cuatro componentes:

 

a. El control organizativo de los organismos gubernamentales o de las empresas.

b. Decisiones editoriales

c. Opciones de los profesionales del periodismo

d. Opciones de los profesionales del periodismo.

 

Este último elemento es fundamental porque introduce flexibilidad en lo que de otro modo sería un flujo de información unidireccional. Para ello hay que prestar atención a la credibilidad del medio informando sobre temas que la gente percibe como importantes o entretenidos.

 

 

El mensaje es el medio: política medidtica y política infórmacional

 

Las principales características de la política mediática son: personalización de la política, campañas electorales centradas en el uso de los medios y el procesamiento diario de la información política mediante la práctica del spin. Bosetti. Define spin como: la actividad de políticos, normalmente a través de asesores, que consiste en comunicar los asuntos de tal forma que favorezca sus intereses al tiempo que se busca perjudicar al adversario. 

 

El objetivo de la política mediática, como ocurre con toda política, es ganar y conservar el botín todo el tiempo posible. Esto no significa que el contenido de la política sea indiferente para los actores políticos. Pero, como me recordaron repetidamente en conversaciones personales líderes políticos de todo el mundo, alcanzar una posición de poder es la condición previa para llevar a la práctica cualquier propuesta política. Los mensajes políticos deben superar una gran dificultad para llegar a las mentes de los ciudadanos. 

La producción del mensaje tiene que plantearse como una negociación entre las características y los valores del político y las características y valores de la audiencia objetivo. Es lo que ocurre en las campañas electorales y en la política del día a día. Los actores políticos diseñan su estrategia adaptando los mensajes para inducir la conexión más favorable entre su líder político y el electorado, teniendo en cuenta el formato concreto de las distintas plataformas de comunicación: televisión, radio, prensa, Internet, SMS, publicidad pagada, entrevistas en los medios, debates políticos y otras.

 

¿Cómo funciona esta estrategia? Durante mucho tiempo se basó en una mezcla de intuición, esperanza, consejos de los expertos y retroalimentación de las redes de simpatizantes. El desarrollo de las herramientas de la ciencia política y la psicología de la comunicación ha llevado a la difusión de una nueva forma de práctica política profesionalizada, lo que yo llamo política infórmacional.

 

 

 

 

 

Cómo se diseña un mensaje: los think tanks politicos

La política informacional empieza con la articulación de los mensajes que dependen de los intereses y valores de la coalición sociopolitica construida en torno a actores políticos concretos. El contenido y elformato de los proyectos políticos se deciden cada vez más con la ayuda de think tanksque reúnen a expertos, teóricos, estrategas políticos y especialistas mediáticos en el diseño y la práctica de la política.

 

El uso de bases de datos, mensajes a grupos concretos de destinatarios y seguimiento de los sondeos debe entenderse en el contexto de una perspectiva más amplia que se inició en Estados Unidos hace tres décadas pero que se difundió posteriormente a casi todo el mundo: la formación de think tanksy políticos responsables del análisis de las tendencias, de comprender los mecanismos cognitivos de la gente y aplicar los resultados de sus estudios para diseñar tácticas eficientes a fin de ganar elecciones, mantenerse en el cargo y solventar con éxito grandes batallas políticas como la política sanitaria, la energética o el derecho al aborto en Estados Unidos o la reforma del estado de bienestar en Gran Bretaña.

 

La mayoría de estos think tanks estaban relacionados en Estados Unidos con grupos conservadores y, en última instancia, con los candidatos del Partido Republicano. Recibieron un gran apoyo financiero de empresas y movimientos religiosos.

La incertidumbre política, acrecentada por una crisis económica que interrumpió el modelo de crecimiento económico que había traído la prosperidad tras la Segunda Guerra Mundial.

 

La situación mundial y la estadounidense requerían una profunda reflexión, una visión política a largo plazo y los instrumentos para traducir las ideas en tácticas y las tácticas en poder político. Poder político republicano, claro está. Se crearon una serie de think tanks financiados generosamente, ya que las élires conservadoras decidieron tomar cartas en el asunto, dejando de lado la política poco profesional de determinados candidatos y apostando por las campañas políticas que respondieran a las estrategias conservadoras elegidas.

 

Un elemento clave de estos think tanks conservadores es el uso sistemático de los medios de comunicación para modelar la opinión pública, una empresa que es cara. Los estudios sobre grupos de interés han mostrado que la característica más importante de las organizaciones que quieren conseguir visibilidad rnediática es la cuantía de su presupuesto. 

 

Los think tanks liberales o «sin ideología» con más financiación suelen estar ahora mejor dotados que lugares como la Heritage Foundation. Lo que es distinto es que los think tanles liberales e independientes siguen gastando la mayor parte de los fondos en análisis políticos, mientras que los conservadores dedican una parte importante de sus recursos a las relaciones con los medios de comunicación y a presionar al gobierno. Como ejemplo de estas dos estrategias, Brookings, uno de los principales think tanks independientes, gastó en 2004, 3% de su presupuesro de 39 millones de dólares en comunicación; en 2002, el último año del que existe información, la conservadora Heritage Foundation gastó, 20% de su presupuesto de 33 millones de dólares en relaciones públicas y asuntos gubernamentales. Los think ranks liberalese independientes se centran principalmente en análisis políticos siguiendo su creencia en lapolítica racional los think tanks conservadores se orientan fundamentalmente a influir en las mentes a través de la política mediática.

 

 

 

 

 

 

Identificar el mensaje:

el perfil de los ciudadanos

Una vez formuladas las políticas y las estrategias, la política mediática pasa a una nueva fase: la identificación de valores, creencias, actitudes, comportamiento socialy político (incluidas las pautas de voto) de los segmentos de la población identificados por sus características demográficas y distribución espacial. El mensaje es único: el propio político. Las encarnaciones del candidato en distintos formatos varían con la población objetivo, Por supuesto, siempre dentro de los límites de evitar contradicciones evidentes entre la imagen proyectada a los distintos grupos, espacios y momentos. Los grupos de trabajo sirven para afinar los mensajes, y los sondeos proporcionan la forma de medir la eficacia de éstos en tiempo real y de seguir la evoluci6n de la opinión pública.

El rastro del dinero

La política informacional es cara y en casi ningún país puede sustentarse con la financiación oficial de las organizaciones políticas. La mayor parte del gasto procede de las campañas políticas y especialmente de la publicidad pagada en televisión en países como Estados Unidos, donde es el principal medio para que los candidatos se comuniquen directamente con los votantes. El coste de las campañas electorales en Estados Unidos se ha disparado en las últimas décadas, experimentando una importante aceleración desde mediados de los años noventa. La figura 4.1 ilustra las aportaciones conseguidas por los candidatos presidenciales estadounidenses en los últimos nueve ciclos electorales.

Los estratosféricos costes de las campañas no se limitan a los candidatos presidenciales. En 2004, el coste de un escaño en el Senado estadounidense era, por término medio, de siete millones de dólares, y el de un escaño en el Congreso era de un millón de dólares, once veces más que en 1976.

No obstante, Hollihan, sostiene de forma convincente que el aumento de la financiación política no se debe sólo a las crecientes necesidades de unas campañas políticas que disponen de fondos limitados. En realidad, es un mecanismo de influencia de las empresas y de otros grupos de interés en la política a todos los niveles de gobierno. La oferta parece ser incluso mayor que la demanda.

El spin en las noticias

La gente toma decisiones, también decisiones políticas, a partir de las imágenes y la información, que, en su mayor parte, se procesan en los medios de comunicación e Internet. Éste es un proceso continuo. De hecho, las campañas electorales, la gran puesta en escena de la elección en la democracia, operan sobre las predisposiciones almacenadas en la mente de las personas en sus prácticas cotidianas. Por tanto, la política de los medios ínfórmativos es la fórma más sígnificativa de política mediática.

En efecto, la televisión italiana es particularmente apropiada para este análisis.

 

-En primer lugar, porque la televisión es la principal fuente de noticias políticas: para más del 50% de los italianos es su fuente exclusiva de información política. Esta proporción se eleva al 77% durante las campañas electorales, cuando solo un 6,6% de italianos siguen la campaña en los periódicos.

-En segundo lugar, el caso italiano es revelador porque, si bien mantiene formalmente la ideología del periodismo profesional independiente, en realidad Italia tiene el tégimen televisivo más politizado del mundo democrático (con la excepción de Rusia, si es que ésta se puede considerar una democracia). Esto se debe a que antes de la década de 1990, los tres canales públicos italianos (los que pertenecen a la RAl, la corporaci6n pública) se concedieron a las tres grandes familias políticas del país, que en orden descendente de importancia eran: la Democracia Cristiana (RAl Uno), los comunistas y sus postetiates reencarnaciones (RAl Due) y los socialistas (RAI Tre). 

El momento de la mentira:

las campañas electorales

Las campañas electorales son los momentos clave que dan acceso a los cargos de poder institucional pidiendo a los ciudadanos que deleguen formalmente el poder mediante su voto. Son el motor de la democracia. Sin embargo, las elecciones son momentos concretos de la vida política que funcionan sobre la base de una construcción diaria de significado que estructura los intereses y valores de los ciudadanos. Las campañas electorales actúan sobre las predisposiciones de los votantes activando o desactivando los procesos emotivos y cognitivos. 

Sin embargo, los márgenes de variación entre la historia de los partidos y los candidatos y sus programas para unas determinadas elecciones se han ido ampliando por la necesidad de ajustar el mensaje político a un electorado variado y cada vez más voláril. En realidad, la mayoría de las campañas utilizan una estrategia de tres vertientes.

En primer lugar, intenran asegurarse su base de apoyo hisrórica, los fieles al partido. En la mayoría de los países los sentimientos hacia un partido o tradición política determinada constituyen uno de los factores determinantes del comportamiento electoral. Por tanto, un candidato no puede alejarse excesivamente de las posiciones políticas que fueron fundamentales para establecer la influencia del partido en el pasado, como la decisión de las mujeres en las políticas de aberro para la izquierda o la bajada de impuestos para la derecha,  sin erosionar el tan necesario apoyo de su núcleo de votantes. 

 

El segundo elemento de una estrategia de éxito es desmovilizar o confundir al núcleo de votantes del rival, sobre rodo señalando sus defectos, sus actividades ilícitas o las contradicciones entre el rival político y los valores de sus votantes potenciales, por ejemplo, su apoyo a los derechos de los homosexuales en un contexto homófobo.

 

Y llegamos a la decisiva tercera estrategia: conseguir el voto de los independientes y los indeci- sos. Ésre es el grupo que derermina los resultados de las elecciones, siempre que se movilice el núcleo central de votantes.

 

Ello no quiere decir que las elecciones se vayan a ganar cortejando al centro del espectro político. A veces, ir hacia la izquierda o la derecha del centro es lo que convence a la gente que estaba en los márgenes porque no conectaba con el mensaje de ningún candidato. La cuestión decisiva para conseguir el apoyo de los independientes es lograr que examinen a los candidatos con más atención.

La profesionalización de las campañas políticas

Para llevar a cabo estas estrategias básicas, los candidatos y los partidos deben construir en primer lugar una infraestructura de campaña. Actualmente, la política electoral es una actividad altamente profesionalizada en la que los aspirantes encuentran grandes barreras de entrada, lo que explica por qué los candidatos inconformistas deben operar por lo general dentro de los límites de los partidos políticos establecidos. La infraestructura comienza con la solvencia financiera: sin suficiente financiación no hay campaña creíble, hasta el punto de que el nivel de financiación del candidato es uno de los criterios que determina las posibilidades de ser elegido. Se trata de un círculo virtuoso (o vicioso): cuanto más dinero, más posibilidades de ganar las elecciones, lo que atrae más financiación de personas y grupos que apuestan por un candidato concreto.

El dinero y la política están entrelazados. La campaña también depende de la calidad de los asesores y de la exactitud de su política informacional. Aquí se incluye la elaboración de una base de datos fiable que permita dirigirse a las características sociales y la distribución espacial de determinados grupos de votantes y ajustar el mensaje de la campaña a cada contexto. También depende de la organización de una campaña de las bases, formadas por una mezcla de voluntarios y asalariados cuya función varía en cada país.

Licencia para matar: la política del ataque personal

La personalización de la política tiene consecuencias extraordinarias en las tácticas electorales. Si las posibilidades de una opción politica dependen de las cualidades que se perciben de una persona, una campaña eficaz realza las cualidades del candidato y arroja sombras sobre el contratio. Por otra parte, las imágenes negativas tienen un efecto más poderoso en el comportamiento de los votantes que las positivas.

De ello se deduce que la difamación es el arma más potente de la política mediática. Puede utilizarse de varias formas: 

Cuestionando la integridad del candidato, tanto en su vida privada como en la pública; recordando a los votantes, explícita o subliminalmente, estereotipos negativos asociados a la personalidad del candidato. En todos los casos se trata de despertar dudas entre los posibles partidarios del candidato y movilizar a los votantes de la oposición.

 

Las campañas negativas tienen su coste, ya que pueden provocar una reacción de los votantes, a quienes no les gustan necesariamente los trucos sucios aunque se sientan fascinados por diado oscuro de la fama. Es necesario afinar mucho entre la negatividad hacia el contrario y la ecuanimidad por parte del candidato. Por ese motivo la forma más eficaz de destruir una imagen es filtrar información a los medios de comunicación y mantenerse por encima de la refriega mientras el rival se somete al fuego de los periodistas respetables que de pronto se han convertido en paparazzi de la prensa sensacionalista. Por ello, a pesar de su habilidad, los investigadores de la oposición no pueden reivindicar grandes victorias sin ayuda: ayuda de los medios de comunicación, siempre dispuestos a transmitir información jugosa para derribar a las figuras políticas; ayuda de las propias organizaciones políticas. que proporcionan una gran parte del material y a menudo filtran información para eliminar la competencia en su propio partido, y ayuda de un oscuro ejército de traficantes de información que suministran a todos una munición parecida, gracias a la cual ellos prosperan en los campos de exterminio de la política mediática.

LA POLÍTICA DEL ESCANDALO

“Los escándalos son batallas por el poder simbólico en las que están en juego la reputación y la confianza.”

 

El autor ilustra este tema con dos ejemplos que surgieron uno en Pekín y el segundo en París, con base a estos dice que mucho antes de la aparición de la sociedad red, esta política era una característica indispensable en el momento de determinar las relaciones de poder y el cambio institucional. La política del escándalo desde cualquier punto de vista en la historia de las sociedades, es una forma de lucha por el poder más adaptada y típica que el desarrollo ordenado de la competencia política de acuerdo con las leyes del estado.

La especificidad de la política del escándalo en la sociedad red y su lugar central en la política mediática son el objeto de esta sección de libro.

La política del escándalo no es lo mismo que la corrupción de la política ya que la segunda es entendida como la venta ilegal de servicios por parte de políticos y funcionarios a cambio de un beneficio personal o para el partido, es una característica habitual a lo largo de la historia.

 

La política del escándalo en un entorno de comunicaciones digitales

 

En cuanto a los medios de comunicación, las noticias como infoentretenimiento fomentan las historias de escándalos como material básico para atraer a la audiencia. Hoy en día los grandes medios se encuentran en la Internet, ya que el ciclo de noticias no se limita a las redes de radio y televisión: la información se actualiza constantemente en las páginas web de periódicos y revistas.

La comunicación que se basa en Internet en contribuyente con el incremento de la política del escándalo de dos maneras fundamentales, en primer lugar, abre la comunicación de masas a acusaciones y denuncias de múltiples fuentes, eludiendo así la capacidad del filtro de los medios mayoritarios.

En segundo lugar, Una noticia que se emite independientemente del formato y de cualquier procedencia puede tener una difusión viral inmediata en Internet. El cotilleo en red constituye un amplificador de enormes proporciones que difunde acusaciones de escándalo en cuestión de horas.

 

La política del escándalo y la transformación de la política

 

La centralidad de los escándalos es también resultado de la transformación de la política. El hecho de la rivalidad política está marcada por la lucha para ocupar el centro del espectro político del electorado en cuanto al mensaje percibido.

Por consiguiente los políticos involucrados en escándalos producen mejores noticias porque estos escándalos socavan su derecho a que los ciudadanos deleguen en ellos su poder. No obstante también hay una serie de factores que influyen en la creciente vulnerabilidad algunos de estos factores tienen que ver con las tendencias estructurales de la relación entre globalización y estado que afecta a la moralidad de la política. La financiación ilegal de los partidos políticos es una fuente de corrupción, lo que aumenta las posibilidades de que el contrario utilice la información para hacer daño.

En efecto, la estrategia de la política del escándalo no tiene necesariamente como objetivo dar n golpe decisivo con un escándalo.

La política de escándalo y la política mediática

 

Estas políticas son inseparables una de la otra, en primera instancia (incluyendo la autocomunicación de masas) debido a que a través de los medios se dan a conocer los escándalos al conjunto de sociedad.

Pero, aún más, porque las características de la política mediática hacen del uso e los escándalos el instrumento mas eficaz en la lucha política. Debido a que la política mediática se organiza alrededor de la personalización de la política. Puesto que los mensajes más eficaces son lo mensajes negativos y puesto que la difamación es la forma definitiva de negatividad, la destrucción de un líder político mediante la filtración, invención, presentación y propagación de una conducta escandalosa que se le pueda atribuir.

La práctica de la política del escándalo supone el grado más alto de la estrategia de inducir un efecto de afecto negativo. Puesto que la política mediática es la política de la Era de la Información, la política del escándalo es el instrumento elegido para dirimir las batallas políticas de nuestro tiempo.

La desaparición de la confianza pública y la crisis de legitimidad política

-Como se documenta en el Apéndice, una mayoría de ciudadanos del mundo no confía en sus gobiernos ni en sus parlamentos y un grupo aún mayor de ciudadanos desprecia a los políticos y a los partidos y cree que su gobierno no representa la voluntad popular.

-Aquí se incluyen las democracias avanzadas, ya que numerosas encuestas muestran que la confianza pública en el gobierno y en las instituciones políticas ha disminuido sustancialmente.

-Los Estados Unidos no salen mejor parados: según la encuesta de valores mundiales de la Universidad de Michigan, el 63% de los ciudadanos cree que "el país está gobernado por unos cuantos grupos de interés que sólo miran por sí mismos”.-¿Por qué ocurre esto? Obviamente, el descontento con determinadas políticas y con el estado de la economía y la sociedad en sentido amplio es un factor importante que explica la desafección de la ciudadanía.

-Las diferentes formas de confianza política interactúan entre sí. La falta de confianza hacia determinados representantes, por ejemplo, puede convertirse en desconfianza hacia distintas instituciones políticas y en última instancia hacia todo el sistema político. La confianza política está estrechamente relacionada con la confianza social en general.

• El público en general cree que los partidos políticos, el Parlamento, la policía y e! sistema judicial y legislativo son las instituciones más corruptas de la sociedad.

• Los partidos políticos (alrededor de! 70%) Y e! poder legislativo (aproximadamente e! 55%) se consideran en todo e! mundo las instituciones más salpicadas por la corrupción.

• Los pobres, ya sea en países en vías de desarrollo o en los industrializados, son los que más sufren las consecuencias de la corrupción. También son los más pesimistas sobre las perspectivas de menor corrupción en el futuro.

• Una de cada diez personas en el mundo había pagado un soborno en el año anterior. Las denuncias por soborno han aumentado en Asia-Pacífico y e! sureste de Europa.

• Los sobornos están especialmente generalizados en relación con la policía, e! sistema judicial y los servicios de registros y licencias.

• La mitad de los entrevistados y más significativamente que cuatro años antes- esperaban que la corrupción aumentara en su país en los tres años siguientes, exceptuando algunos países africanos (probablemente debido al alto nivel de corrupción actual).

• La mitad de los entrevistados piensa que los esfuerzos del gobierno para luchar contra la corrupción son ineficaces.

• Las ONG, las organizaciones religiosas y el ejército son en opinión de los ciudadanos los menos afectados por la corrupción.

• Por lo general, la percepción de los ciudadanos sobre la corrupción en instituciones clave no cambió drásticamente entre 2004 y 2007. Pero la opinión sobre algunas instituciones, como el sector privado, ha ido empeorando. Esto significa que el público tiene ahora una opinión más crítica que en el pasado sobre el papel de las empresas en la ecuación de la corrupción. Comparando los daños de 2004 y 2007, se produjo un incremento en la proporción de personas de todo el mundo que creen que las ONG son corruptas. No obstante, la proporción que considera que el sistema judicial, el Parlamento, la policía, los funcionarios de Hacienda y los servicios médicos y educativos son corruptos disminuyó ligeramente en el periodo 2004-2007, aunque la mayoría tenía todavía una opinión negativa del gobierno y de las instituciones judiciales.

-¿Por qué es tan importante la percepción de la corrupción para la confianza política? Después de todo, es una práctica omnipresente tan vieja como la humanidad. No obstante, como la democracia es esencialmente una cuestión de procedimiento, como dije en el capítulo 1, si el proceso de asignación de poder a las instituciones del estado y la gestión de las instituciones puede modificarse mediante acciones ajenas al procedimiento a favor de grupos de interés o personas concretas, no hay motivo para que los ciudadanos deban respetar la delegación de poder que hacen a favor de sus gobernantes.

-Por tanto, La conexión entre exposición a la corrupción política y el declive de la confianza política puede estar directamente relacionada con el dominio de la política mediática y la política del escándalo en la gestión de los asuntos públicos.

- la política del escándalo está más directamente relacionada con la crisis de confianza que la política mediática en sí misma. No obstante, como la política del escándalo funciona a través de los medios de comunicación y es consecuencia de la dinámica de la política mediática

-Otros estudios indican que las personas que tienen la televisión como principal fuente de noticias suelen experimentar un mayor malestar mediático porque el efecto visual subraya la importancia de las características personales. Así pues, posiblemente la cobertura de las noticias sobre escándalos políticos tiene un impacto mayor en un entorno de medios audiovisuales omnipresentes típico de nuestra sociedad.

-No obstante, la relación entre política del escándalo y confianza política está mediada por el contexto cultural e ideológico en el que se desarrolla el escándalo.

-Lo irónico es que como los medios de comunicación desempeñan un papel en la propagación de los escándalos y la deslegitimación de las instituciones, corren el riesgo de perder su propia legitimidad ante su audiencia.

-Así pues, parece haber una conexión, si bien mediada y compleja, entre la política mediática, la política del escándalo y la disminución de la confianza en las instituciones políticas.

-Esta mayor capacidad de los parridos políticos para movilizar el apoyo puede relacionarse con el uso de herramientas de la política informacional como ya se había anunciado en el anterior capitulo.

-La relación entre confianza política y compromiso cívico parece ser distinta en las nuevas democracias y en las establecidas. Si bien un mayor compromiso cívico conlleva una mayor confianza social y política en el mundo industrializado.

-Así pues, la experiencia internacional muestra la diversidad de respuestas políticas a la crisis de legitimidad política, a menudo dependiendo de las normas electorales, de la especificidad institucional y de las situaciones ideológicas, como intenté documentar en mi análisis de la crisis de la democracia en la sociedad red.

¿Crisis de la democracia?

Si bien no hay duda respecto a la crisis mundial de la legitimidad política, no está claro cómo se traduce ésta en una crisis de la democracia. Para valorar este asunto fundamental tenemos que precisar lo que quiere decir democracia. La democracia como práctica histórica, a diferencia de la democracia como concepto de filosofía política, es contextual.

Introduzco la relatividad para indicar la amplia gama de interpretaciones de la noción de elecciones libres. Para ser generosos y realistas, vamos a establecer las elecciones presidenciales estadounidenses del año 2000 en Florida como el estándar mínimo. Además, para que la práctica de la gobernanza se considere democrática, las leyes y la constitución del país deben garantizar un determinado nivel de libertad de expresión, asociación y respeto a los derechos humanos, así como ciertos mecanismos de control administrativo y judicial sobre el gobierno. Incluso con este mínimo nivel de requisitos institucionales para la democracia, muchos países del mundo no cumplen estos criterios y algunas naciones importantes, como China, no reconocen la definición de democracia en esos términos o la interpretan de tal forma que se aparta totalmente del tipo ideal de democracia representativa.

En gran medida, la crisis de legitimidad y sus consecuencias para la práctica democrática tienen que ver con la crisis del estado-nación en la sociedad red global como resultado de los procesos contradictorios de globalización e identificación que analicé en el capítulo 1. Puesto que la democracia moderna representativa se estableció en el ámbito del estado-nación construyendo a los ciudadanos individuales como sujetos políticos basados en la ley, la eficacia y legitimidad del estado han disminuido por su incapacidad para controlar las redes globales de riqueza, poder e información, mientras que Su representación se ve difuminada por la aparición de sujetos culturales basados en la identidad.

Es en este contexto específico en el que debemos entender las consecuencias de la política mediática para la práctica de la democracia. La política mediática y su corolario, la política del escándalo, han profundizado la crisis de legitimidad precisamente en el momento en que el estado-nación más necesita la confianza de sus ciudadanos para navegar en las inciertas aguas de la globalización, al tiempo que encarna los valores de identidad, individualismo y ciudadanía.

Por ejemplo en las instituciones de la democracia. Por ejemplo, el voto de castigo a los políticos en el poder, en lugar de esperar al fututo, puede corregir los desmanes de los políticos enviando una advertencia de que su poder y sus carreras dependen de que escuchen al electorado. No obstante, cuando las advertencias tienen un efecto limitado y cuando los partidos que han llegado al poder por el voto de protesta reproducen la misma indiferencia por la decencia pública, se desarrolla una espira! descendente en la que a! hastío de la ciudadanía se suman negatividad y cinismo. Sin embargo, en lugar de abandonar sus derechos, los ciudadanos suelen volverse hacia terceros partidos o nuevos líderes fuera de los grupos mayoritarios en lo que se ha dado en llamar «política insurgente».

En todos los casos de ruptura institucional con las prácticas constitucionales, la política mediática y la política del escándalo desempeñan un papel fundamental para sembrar el descontento y articular los desafíos. En este sentido, están directamente relacionadas con la crisis de la democracia.

De lo que se deduce que la crisis más importante de la democracia en las condiciones de la política mediática es el confinamiento de la democracia al ámbito institucional en una sociedad en la que el significado se produce en la esfera de los medios de comunicación. La democracia sólo puede reconstruirse en las condiciones específicas de la sociedad red si la sociedad civil, en su diversidad, puede romper las barreras corporativas, burocráticas y tecnológicas de la construcción de imágenes sociales. Resulta interesante que el mismo entorno omnipresente de comunicaciones multimodales que encierra la mente política en redes de medios de comunicación pueda proporcionar un soporte para la expresión de mensajes alternativos en la edad de la auto comunicación de masas. ¿Es esto así realmente? ¿O se trata de otra utopía que podría convertirse en distopía cuando se somete al examen del investigador? El siguiente capítulo analiza esta cuestión.

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